jueves, 5 de febrero de 2009

Concurso

Estudiar es aburrido, sobra que describa los motivos. Y aunque posiblemente suspenderé el examen de lengua (que irónico xD), tengo ganas de dejar aquí una referencia al futuro.
La semana pasada, si mal no recuerdo o definitivamente no he perdido la noción del tiempo, escribí un cuento titulado "El juego del gato". Yo estaba feliz, escuchando Muse, Franz Ferdinad y demás, creando mi mundo de fantasía.
Esa noche, satisfecha con mi cuentecillo, se lo enseñé a mi compañera de habitación. A veces me da pena, porque reconozco que llego a ser muy pesada.
La cosa es que lo leyó, y le gustó. Y hablando, hablando, a eso de las 2 de la mañana me comenta que en su ciudad, Lorca, hay un concurso famoso, el certamen Maria Agustina, y que el premio está bien.
Informándonos sobre el susodicho, pues ciertamente no estaba nada mal. Más tarde nos enteramos de que había otro certamen además, que tenía otras características que ella me había descrito.
La única gran pega era que el plazo de entrega vencía el día siguiente.

¿Qué pasó?
Me quedé hasta las 3 retocando mi cuento, al día siguiente lo imprími por quintuplicado, lo encuaderné y lo envié. Todo recién levantada y en chándal.
No puedo subir el cuento porque en las bases dice que me desclasificarán si el cuento aparece en otro medio. Tiene que ser inédito.
De todos modos, hasta el 30 de marzo hay tiempo, de sobra, incluso para que se me olvide.
Debo reconocer que hacía tiempo que no escribía con tanta inspiración como cuando escribí ese cuento, pero tampoco creo que sea tan bueno como para quedar en un puesto alto. Yo lo envié porque así también me daba a mi misma un voto de confianza.

Parecerá pueril, pero el único concurso al que me he presentado, el de mi instituto en 1º de BTO, me dejó con mal sabor de boca. Escribí un cuento con mucha dedicación, sobre una persona que se estaba muriendo, sobre lo que sentía (algún día lo subiré). Estuve meses escuchando Placebo, que tiene canciones muy tristes y desagradables. Lo pulí, recibí criticas de mi familia y de mis amigos, lo trabajé. Y no es que me fastidiara no ganar, que eso al fin y al cabo no lo puedo controlar, ni tengo tan mal perder.
Me fastidió el comentario que hizo mi profesor de lengua acerca del que probablemente era mi cuento, "uno de los dos cuentos de accidentes que había, si, uno que era muy feo y no me gustó". El otro cuento fue el segundo premio.
Ese resultado me dejó algo desanimada mucho tiempo, y perdí las ganas de escribir por un año. Ahora, hace ya casi otro, las he retomado, y realmente, tener exito o no, suerte buena o mala me da igual. Al menos, lo habré intentado.
Siempre me quedará la traducción.

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